lunes, mayo 28, 2012

Primera excursión al monte + sento


¡Hola a todos! 

Retomo rápidamente donde lo dejé: Sábado 5 de mayo, post terremoto.
El domingo y el resto de la semana me los pasé de clases de japonés al laboratorio, eso sí, descubrí que a las 2am pasa un guarda de la universidad para apuntar los nombres y números de carnet de estudiante de todos los alumnos que están todavía en la uni, así que imaginaos… Y, por primera vez en la carrera, me fui a comprar unas gotas para los ojos, porque los tenía inyectados en sangre para el martes. La verdad es que no fue tan difícil ir a la farmacia y chapurrear una especie de: “Me duelen los ojos por el ordenador… Gotas por favor.” Me entendió perfectamente, aunque creo que sólo con verme la cara ya sabía cuál era mi problema, ¡jajaja! 

El miércoles me fui con Mauricio, Jana (una chica Checoslovaca) y Aude (una francesa) a un restaurante cercano a la uni que es italiano, pero la música es española, cosa que, evidentemente, los japoneses no notan xD. La verdad es que estuvo muy bien, pero me cobraron un poco más por pedir la pasta “al dente”, porque aquí se pasan tres pueblos, ¿dónde se ha visto eso?
El jueves era la fecha límite para finalizar todo lo del workshop (no, al final no era un concurso, y menos mal xD) y también era el día que los occidentales celebraban una despedida a Mauricio, el profesor brasileño, porque se marchaba a Europa unos días. Ese ultimo día me lo pasé traduciendo textos del japonés al inglés, a ver como habrán quedado… ¡Jajaja! El caso, que en cuanto terminé mi parte, sobre las 23.00, me marché pitando a saludar a los occidentales y a despedirme de Mau, que ellos habían quedado a las 18.00. Estuve con ellos un rato, pero estaba agotada, así que me marché bastante rápido a casa. 

El viernes no fui capaz de levantarme para ir a la clase de primera hora, pero para la segunda clase ya estaba despierta y coleando, así que ahí fui =P .
Por la tarde entre recados, limpiar la casa y demás, al final no fui al laboratorio, así que ya de paso aproveché y cogí el tren hacia Tsu, que al día siguiente tenía excursión con el club de montaña de esa universidad (si, soy del club de montaña de una universidad que está a una hora en tren de mi ciudad xD), y coger el tren de las 6 de la mañana suena muy duro >.<

Como es de esperar conmigo, sobre todo desde que estoy en Japón, no acerté a la hora de cogerlo: me subí e el primero que salía hacia allí, uno local que paraba en todas las paradas, con toda la intención de cambiar de tren en cuanto coincidiera con el rápido. Como el tren iba a su ritmo, saqué mis apuntes de japonés y me puse a repasar algo: gran error. En una parada, para cuando me di cuenta de que tendría que ser ahí el cambio, el otro tren ya se estaba marchando, así que me tocó tragarme otro millón de paradas hasta volver a coincidir con el tren rápido, que sólo para en pueblos un poco mas grandes.
Después de eso, evidentemente, cerré el libro y me puse a observar a la gente del tren hasta que llegara el momento. Todavía me dan cosquilleos en la tripa cada vez que me paro a pensar que estoy literalmente dentro de un dorama/manga, ¡es totalmente un reflejo de Japón! Me encanta… ¡Jaja! 
Al llegar a Tsu, tras un pequeño error por el cual me pasé de parada, si, otra vez ( ̄ロ ̄lll), por fin quedé con Migue, que el pobre ya se está planteando empezar unas crónicas de mis cagadas en Japón… Dejé las cosas en su residencia y nos marchamos a tomar algo con el resto de extranjeros, que ya conocía a la mitad de ellos desde el cumpleaños de Migue. 

Lo bueno de Tsu es que es tan pequeño que al final todo el mundo se conoce, y ahí no hay grupos de occidentales y otros de asiáticos, sino que es un gran grupo de gente. Lo malo (aunque yo todavía no he llegado a vivirlo), es que no hay mas que dos o tres sitios por donde salir, y al final debe de cansar. Pero bueno, ahí estuvimos hasta un poco tarde, que decidimos que si al día siguiente íbamos al monte, sería mejor descansar un rato. 

Al día siguiente fuimos a donde habíamos quedado con el resto, con Migue cargando conmigo en su bici porque no teníamos otra con la que yo pudiera ir. ¡Pobre!
El monte fue genial: más que bosque yo lo llamaría selva, con esa vegetación, la forma de las colinas… Maravilloso. Si alguien tiene curiosidad, el monte se llamaba: しゃくじょうがたけ。La verdad es que hubo momentos que realmente me dio un poco de miedo, por eso de las pendientes a los lados del camino, tener que escalar un poco, el fortísimo viento que estaba soplando… Pero bueno, todo se pasa y el lugar era tan precioso que se me olvidaba rápido. Pasé un poco de frio porque no tuve mejor idea que no llevar nada de abrigo a Tsu (ni para el monte ni para estar en la calle), gracias a mi optimismo con respecto al tiempo, pero bueno, con el ejercicio todo se cura ω.

En el camino de vuelta pasamos por un pueblo que tiene una de las calles más antiguas de la zona, de la época Edo. El pueblo era encantador, y la calle estaba llena de pequeños comercios de productos artesanales y frutas, verduras…  También hay que decir que los miembros del club de montaña son muy buena gente, aunque no hable demasiado japonés todavía son muy simpáticos. Se supone que hay una chica más aparte de mí, pero todavía no la he visto ^.^U 

Cuando por fin llegamos a Tsu, Migue y yo fuimos a casa a dejar las cosas y a coger muda y luego nos fuimos con algunos miembros del club a unos baños públicos. Otra cosa maravillosa del día. Los baños de Tsu eran enormes, y aunque entré sola no tuve problemas para moverme por ahí una vez Migue me había explicado un poco generalmente cómo funcionaba el tema: según entras, hay una sección de duchas con pequeños asientos donde te lavas el cuerpo y el pelo. Una vez limpia, pasas a la sección de bañeras. Estos baños tenían un montón de diferentes posibilidades: agua fría (18ºC), agua caliente (40º, 42º), agua caliente con hierbas, sauna, agua con electricidad para el reúma, jacuzzi, bañera con chorros de agua para la circulación; y luego estaban los baños al aire libre, que eran también de agua caliente, luego una especie de tinas al estilo nórdico, unos tatamis calientes, y unas camas de piedra con pequeñas protuberancias (que supongo que serían para masaje) que tenían un pequeño rio de agua caliente que bajaba desde la cabeza a los pies.
Por desgracia no me dio tiempo a estar mucho más de 5 min en cada bañera, pero me encantó, me he vuelto fan absoluta y ya estoy tardando en visitar uno de esos baños públicos aquí en Nagoya… ¡Jajaja! Y por si os lo preguntáis, si, dentro de los baños te mueves como llegaste a este mundo, con una toalla pequeñita que hace las veces de esponja y de toalla fría para cuando estás mucho tiempo dentro de las bañeras de agua caliente, pero que no llega a tapar nada. Yo no tengo especial vergüenza, pero realmente ver a tanta japonesa en cueros fue revelador, no diré por qué. 

Después de los baños, fuimos todos juntos a cenar algo (que ésta fue la segunda cena de los japoneses, porque habían cenado antes de ir a los baños O_O). Después de eso, dos de ellos se marcharon a casa y al final nos quedamos Migue, Kento, Kentarou, y yo y nos fuimos a tomar algo a un 立ち飲み(tachinomi, tatsu=de pie, nomu=beber) bar, que viene a ser un bar donde se bebe de pie, más que anda porque no hay espacio para sentarse xD. De ahí ya nos fuimos a casa, que el cansancio pesaba y el plan de ir otra vez al bar del día anterior tampoco era tan apetecible. 

Al día siguiente cogí uno de los primeros trenes a Nagoya, con la intención de pasarme el resto del día estudiando, pero para cuando llegué hacía tan buen día… Además, según llegué al parque al lado de mi universidad, ¡me encontré con que estaba repleto de gente haciendo cosplay y sacándose fotos! Así que dejé los bultos en casa, fui a comprar algo de comer y me fui al parque a observar el panorama y sacar alguna foto. Increíble.
Durante la semana lo mismo de siempre: clases de japonés y directa al labo. En una de las clases han empezado a examinarnos semanalmente de kanji, y tras el fracaso del primer test (básicamente porque había faltado a la clase anterior y no tenía ni idea de que había test ni de qué kanji entraban), me he puesto un poco más en serio xD. 

El viernes pasado quedé finalmente con Kotone, que no la veía desde hacía siglos, y nos fuimos todos juntos (con los occidentales) por ahí a tomar algo. Cuando me refiero por ahí a tomar algo, aquí en Nagoya las posibilidades también son bastante reducidas, y muchas de las veces vamos a Hub, un bar al que van muchos occidentales y japoneses interesados en occidentales. 

El sábado hicimos todos juntos otra vez picnic en el parque de al lado de casa y si, ¡otra vez pudimos ver a muchísima gente haciendo cosplay! He quedado con el francés que un día de estos nos vamos juntos a hacer fotos de la gente, porque parece que el parque se llena los fines de semana que hace bueno ^^. Por la noche nos fuimos juntos a otro bar, Shooters, a esperar para ver al final de la champions. De camino hacia allí, conocimos a unos japoneses que se nos unieron al bar, y allí nos encontramos con unos cuantos amigos y otros indios que no conocía de antes. Hablamos, tomamos algo, jugamos al futbolín… pero entre el cansancio y que tampoco me interesaba demasiado, a las 3 y poco yo ya me marché para casa, y les dejé esperando a que empezara el partido. 

El domingo quedamos todos para ir a jugar a vóley, pero, no se sabe por qué, ése día las instalaciones de la uni estaban cerradas, así que al final tuvimos que improvisarnos un campo de vóley con unas porterías de futbol. Un espectáculo. Aunque, si lo pienso, fue más espectáculo aún vernos jugar, porque cada cual era peor… ¡jaja!
El resultado general fue unos brazos muy rojos he hinchados para casi todos nosotros y yo me llevé un golpe en el dedo que todavía no se me había recuperado, así que ahora vuelve a estar como hace un mes… Mal asunto, vamos. 

¡Lo dejo aquí y dejo la semana pasado y esta misma para la próxima vez! (○ε^○)

miércoles, mayo 16, 2012

Nagoya y Golden Week


¡Hola de nuevo!
Pretendía dejar el blog a tiempo actual, pero me da que no lo he conseguido =P . A ver si para la próxima…

Como ya os comenté en la entrada anterior, el fin de semana del 28-29 estuve bastante ocupada. Durante esa semana pasé mucho tiempo en la universidad con los del laboratorio, ayudándoles a preparar lo que llamaban “Minna no Matsuri” y que, evidentemente, no tenía ni remota idea de lo que era, aparte de un festival (minna= todos, no= partícula de posesión, matsuri= festival, véase, festival de todos). Especificando un poco, ayudarles a preparar fue básicamente hacer origami con papel de váter, que, por muy ridículo que pueda llegar a sonar, salían unas flores parecidas a claveles muy bonitas. 

El primer día tocaba hacer unas 50 flores de esas por cabeza, para lo cual invertimos unas 3 horas de cortar, separar, doblar y deshacer el papel de váter hasta que se convertían en preciosas flores. El ambiente mientras estábamos trabajando era relajado: hablaban, contaban chistes, ponían música… Pero claro, yo no me enteraba de la mitad, así que al de una hora de estar haciendo flores, ya me estaba muriendo. 
 Cuando me fui a casa, creía que esa iba a ser la única vez, pero no, el resto de la semana fue incrementando el trabajo exponencialmente, cada vez con más prisa por la cercanía del evento. Así que os podéis imaginar la cantidad de ellas que hicimos si nos pasamos todos los días doblando flores de varios tamaños.

De todos modos, eso no impidió que el miércoles fuera la habitación de uno de los franceses, David, que nos invitó a cenar todos juntos crepes francesas recién hechas… ¡Deliciosas! Allí mismo conocí a Pablo, un chico español que vino con la misma beca que yo a Nagoya, pero que después volvió y se ha quedado. Hace poco le han contratado en una empresa aquí, así que su futuro más próximo en Japón ya está asegurado. También conocí a su novia, Nao-san. 

No os lo he comentado pero, contra cualquiera de mis expectativas, los japoneses tienen serios problemas a la hora de pronunciar mi nombre… ¿Porqué? No lo sé. De hecho, creía que siendo mi nombre de sílabas simples, que ellos mismos tienen normalmente en su idioma, no pasarían estas cosas, pero no. Al final, la mitad de ellos se empeñan en llamarme “Gádia”, que se le va a hacer… El caso, que visto lo visto, Nao-san ya me ha puesto un mote cariñoso: Uri-chan xD (Uri de Uriel, que para ellos tendría que ser Urieru, y como también es difícil, pues me quedo con Uri-chan, ahora sólo falta que yo responda a eso xD)

El viernes por la tarde me escaqueé otro poco y me fui con Yandan (una chica china de mi laboratorio, cuyo nombre todos pronunciamos “Gentan” xD) a la fiesta de bienvenida de los nuevos alumnos, tanto extranjeros como japoneses, pero ahí casi sólo éramos de fuera. Según llegabas, te apuntaban en una lista, escribías tu nombre en una pegatina y entrabas a una sala donde estaba el resto del mundo.
Aunque se suponía que la fiesta había empezado media hora antes de que Yandan y yo llegáramos, las cosas no se habían empezado a mover, así que tuve la suerte de que la celebración empezó entonces y no me había perdido nada. 

Hicimos un par de juegos, los vietnamitas cantaron una canción tradicional, un grupo de baile tradicional japonés bailó algo que resultó ser muy gracioso, los nuevos nos tuvimos que presentar delante del resto con micro en mano, y estuvimos charlando un poco con la gente que te cruzaras mientras comíamos comidas de “todo el mundo” (resultó ser básicamente china, japonesa y vietnamita, así que, hablando con los organizadores, quedamos que para la próxima fiesta de bienvenida el semestre que viene, yo me ocuparía de hacer algo de España, que va a ser una tortilla de patata como dios manda xD).
En cuanto nos dejaron un poco libres, yo me puse a pulular un poco entre la gente y acabé hablando con un montón de japoneses, pero eso de hablar en japonés, sujetar el plato, comer con palillos de pie y además tratar de beber algo de vez en cuando no es lo mio, así que me perdí la mitad de los platos… No me quejo, porque al final acabé conociendo a un chico que estudia castellano en una de las universidades de Nagoya. El chico era uno de los del grupo de baile tradicional, y estuve hablando con él hasta que la fiesta se acabó. Antes de irme corriendo con el resto de occidentales a cenar por ahí para celebrar el cumpleaños de la francesa, Aude, intercambiamos los números de móvil y ahí hemos andado, mandándonos de vez en cuando mensajes. 

Para la cena, nos fuimos a un bar/restaurante, que ellos llaman Izakaya , y ahí estuvimos, charlando, comiendo y bebiendo hasta tarde. La cuenta al final nos salió cara, pero nos pasamos allí unas 4 horas, y siendo Japón, era un poco de esperar. Después de eso, el plan era ir a un karaoke, pero al final decidimos coger un par de cervezas más y tomarnos la última en el parque de al lado de la universidad, que se llama Tsurumai. Yo me marché a casa de las primeras, porque había quedado con Yandan para ir a la mañana siguiente con ella a ver el Minna no Matsuri, pero el resto se quedaron hasta no sé que hora. 

Al día siguiente me desperté 10 minutos antes de la hora a la que había quedado con Yandan, así que me hice un moño, me lavé la cara malamente, me vestí y salí corriendo para no hacerla esperar demasiado. Para mejorar la situación, el tiempo era buenísimo, el sol pegaba sin piedad y yo me había puesto unos pantalones negros y había cogido una chaqueta oscura también. Vamos, llegué allí con lo que en España serían pintas de demacrada, pero a Yandan no le parecieron para nada y me dijo que estaba muy guapa con el pelo recogido, ¡vaya! xD

Fuimos al centro comercial donde se estaba celebrando el Minna no Matsuri, y saludé a unos cuantos del laboratorio, pero pronto nos marchamos a la parte del servicio, que Yandan tenía que enterarse de su turno. Es gracioso pensar que aun no he estado en la sección privada de un centro comercial en España y aquí ya he visto las entrañas de uno de los más grandes… ¡Jaja! Por si os lo preguntáis, al final las flores casi no se veían, pero bueno, algo es algo =P. 

El caso que al final, hablando con otras chicas del laboratorio, Yandan cambió su turno y nos fuimos ella, Nao-san (otra diferente xD) y yo al H&M de compras. Imposible. Muchísima gente. En la tienda, en los probadores, en la cola… Al final no compramos nada, aparte de que nos perdimos el rastro en la tienda, que era enorme. Yo de ahí me marché a casa, que se suponía que por la noche me iba a ir de fiesta con las chicas, pero no las tenía todas conmigo y quería descansar un rato. 

Cuando llegué a la residencia, Aude me llamó y salí un rato con ella, dos chicos brasileños (Daniel y Rafael) y el chico de Turkmenistán (Ravshan), porque ya había decidido no salir de fiesta, y al ser su cumpleaños, al menos iba a pasar un rato con ella. Pero bueno, ya sabéis, hablando una cosa lleva  a otra… Y al final me animé. 

Pasamos por la resi para cambiarnos (y para arreglarme un poco el pelo, que llevaba el moño de la mañana) y nos marchamos todas la chicas juntas: Aude, Nora (finlandesa), Viviane (brasileña), Satomi (japonesa, novia de Daniel), Nao (japonesa, novia de Pablo), y yo.
Antes de entrar en la discoteca, Platinum, fuimos a tomar algo a un bar de australianos donde se supone que sirven hamburguesa de carne de canguro, evidentemente, lleno de guiris, como nosotras. Todavía no me acostumbro al ambiente en estos bares, mucho occidental que está malamente pasado de copas, algún que otro japonés… No sé. Pero bueno, la discoteca lo compensó. 

La entrada nos salió a 25 euros, con dos consumiciones, bastante cara. Pero teniendo en cuenta que es de las mejores discotecas de Nagoya, es pasable. La discoteca era bastante parecida a las occidentales, si pasamos por alto el  hecho de que se podía comprar comida dentro, que las bebidas no tenía ni un 25% del líquido total en alcohol, que no te podías sentar en ningún sitio si no habías reservado antes, que sólo se bailaba en la pista de baile y mirando al DJ, que había gente de TODAS las edades (es lo que tiene cuando hay tan poca oferta de fiesta y estás en una de las mejores salas), que la mitad de la gente no sabe como moverse, y los que sabían eran coreografías de sus clases de baile, que la sala VIP era más grande que la pista de baile y que se podía ver perfectamente quien entraba, salía y estaba dentro de ella… ¡Y que conste que me lo pasé muy bien! Fue muy curioso, y si no fuera tan cara, repetiría todos los fines de semana xD. Me gustó que fuéramos el grupo más numeroso de occidentales, porque pudimos experimentar el proceso de desinhibición de los japoneses gracias al alcohol: al principio no se nos acercaban demasiado, miraban desde lejos, pero según fue pasando la noche, cuando habías cruzado la mirada un par de veces con alguien, lo que hacían era acercarse y ponerse a bailar delante de ti, arrebatándote el poco espacio que pudieras tener antes para bailar y mirando de vez en cuando miran hacia atrás, para volver a cruzar miradas. Supongo que esperaban que yo les hablara, pero visto mi amplio léxico y las remotas posibilidades que había de que ellos supieran inglés, preferí ignorarles. Uno sí que se atrevió a hablarme, pero me soltó de repente un: “¿De dónde?” tan poco educado, que me marché con las mismas. La discoteca la cerraron sobre las 2-3, no recuerdo, así que nos marchamos de vuelta a casa.

Al día siguiente fuimos unos cuantos occidentales al festival de la cerveza belga que se estaba celebrando en el centro de la ciudad. Probamos un par de ellas y luego me marché con los franceses, David y Cédric, a la residencia, que queríamos visitar un templo de la ciudad que se supone que se celebraba algo y había bailes tradicionales. 

Al final resultó que los bailes eran el día 1 de mayo, martes, en vez del lunes, así que me fui al laboratorio y estuvimos con el concurso, hablando de qué hacer con el proyecto. Al final, por votación, salió que íbamos a vaciar unas colinas en las islas para que el agua del tsunami entrara ahí. No preguntéis, yo no voté a eso. Y otra conclusión fue que nos íbamos a quedar sin Golden Week en condiciones y que sólo tendríamos dos días libres, pero yo me cogí tres de todos modos, que quería visitar a Ángel y ya lo habíamos hablado.

El martes, día del baile, era día también de limpieza del laboratorio. Lo que yo que creía que iba a ser la típica limpieza anual, de recoger y quietar el polvo, acabó siendo una limpieza que no habían hecho en décadas. Sacaron todos los libros, los clasificaron entre nuevos y viejos, desmontaron las baldas… Como os podéis imaginar, no pude ir a lo del baile. Me quedé ayudándoles a desbrozar esto, y me llevé un pequeño premio: clasificando los libros entre nuevos y viejos, una chica del labo iba a tirar uno de Tadao Ando relativamente nuevo, así que le dije que mirara la fecha, que seguro que no era tan viejo. Y cual fue nuestra sorpresa, cuando abre el libro y vemos el libro firmado, ¡y con una carta escrita a mano, dedicada a un profesor del laboratorio, del mismísimo Ando, con firma y sello! No fui la única que flipó, claro. A saber la cantidad de cosas que habrán tirado con esta limpieza…
El miércoles, después de las clases de japonés, volví al labo antes de marcharme a Tokio, para ver que plan había para el concurso. Me quedé con la tarea de hacer unas secciones de las islas para el día siguiente, que hice durante el viaje y me marché a coger el bus. 

Llegué a Tokio el jueves por la mañana, y quedé con Ángel un poco antes de que se fuera a currar al estudio donde está haciendo prácticas: http://www.coelacanth-kandh.co.jp/">Coelacanth K&H. Nos actualizamos un poco y cuando se marchó, terminé lo que tenía que hacer para el concurso y de lo envié desde una Ciber café donde, por cierto, me dejé el USB. Desde que estoy en Japón no sé qué pasa conmigo: estoy despistadísima, no me oriento del todo… ¿¡Qué pasa!?

Luego dejé las cosas en una taquilla y me fui a visitar la catedral de Kenzo Tange. Menos mal que miré un poco la previsión del tiempo antes de ir, porque no dejó de llover en los tres días que estuve allí… El tiempo se me echó un poco encima y llegué tarde a donde había quedado con Ángel. Pasamos a todo correr por su piso para dejar mi mochila y ducharme un poco que estaba reventada del viaje y tenía el pelo hecho un asco. 
Para cuando llegamos, tarde, evidentemente, los del estudio ya estaban dentro del bar y habían empezado un poco pero, por suerte, la jefa todavía no había llegado, que no tardó mucho más que nosotros. Comimos, bebimos, hablamos… Me lo pasé muy bien. Kudo-san, la jefa que estaba sentada frente a mi, es una persona muy abierta y simpática, la cena fue muy agradable. No sé cuánto salió la cena, porque se negaron a que pagáramos nada, pero aparte de lo que pagó la jefa, unos cuantos pusieron 100 euros. Tanto sake servido en tallos de bambú es lo que tiene… Salimos del bar y el último tren ya había pasado, así que decidimos pasar la noche en un karaoke. Cantamos de todo un poco: ellos en japonés, nosotros en inglés, los animes eran una competición entre la versión española y la japonesa... Pero vamos, a las 6 estábamos ya todos más que agotados. Pagamos los 30 euros de turno cada uno y nos fuimos a coger uno de los primeros trenes a casa. 

El jueves visité un poco por encima la cuidad con Ángel: Akihabara, Shinjuku, Shibuya, Harajuku, el Tokio Sky TreePor la noche subimos a las torres de Tokio, desde conde pudimos ver a los lejos el monte Fuji, ¡qué ilusión!

El viernes tocó un poco más de turismo y por la noche, cogí el bus de vuelta a Nagoya, que el día siguiente tocaba trabajar en el concurso y el toro ya nos estaba pillando. 
Me divertía pensar a ver qué me encontraba cuando volviera pero, la verdad, la noticia fue en parte mejor de lo que me esperaba: no habían avanzado mucho durante el tiempo que no había estado, pero a cambio, habían cambiado la idea de vaciar las montañas por la de un mega puente que conectaba todas las islas entre sí y que sirviera de filtro para el tsunami. Algo es algo.

Ése mismo sábado, viví mi primer terremoto. Fue de nivel dos y, evidentemente, me pilló en el laboratorio con todos los japoneses, y menos mal xD. Cuando empezó a temblar todo, no era todavía muy consciente de lo que estaba pasando. Lo primero que hicimos (yo también, porque sale instintivo) es ir al suelo. Tras el primer temblor que duró unos 3 segundos, vino un segundo, un poco más fuerte y más largo, y ahí ya algunos se metieron debajo de las mesas. Mayu, mi alumna tutora que estaba a mi lado, me agarró de la manita en cuanto empezó el temblor, y cuando pasó el segundo me llevó fuera del labo, como estaban haciendo todos, por si teníamos que salir corriendo del edificio. Pero al ver que no pasaba nada, lo primero que hicieron todos fue encender la tele y ver las noticias, que ya estaban retrasmitiendo la información. Entonces fue ya cuando me empecé a dar cuenta de lo que había pasado, y cuando me entró un poco el susto al ser consciente de que esto se supone que es normal. De hecho, algunos ni se movieron del sitio hasta el segundo temblor.
Un poco raro, la verdad. Después, se pusieron a trabajar como si nada, pero vamos, a mi todavía me daba vueltas la cabeza, así que me pasé media tarde un poco dispersa. Pero bueno, ya está asumido, ahora a ver cuando toca otro y a ver si en la época de lluvias, ahora en junio, no viene un tifón que hace que la gente no salga de casa.

Lo dejo aquí, que me he entretenido bastante más de lo que esperaba. ¡El resto de la semana y este finde os lo cuento próximamente!
¡Un saludo a todos!
バイバイ(^^)ノ~~