こんにちわ!
Todavía no me lo puedo creer ni yo pero, ¡ya llevo tres semanas en Japón! ただ(´ω`)ノ
Después de varios días sin ningún tipo de señal por mi parte, vengo a informaros de qué he hecho con mi vida desde el día 22 de este mes pasado.
En la entrada anterior, como ya era bastante larga, al final no mencioné lo que llevaba planeando desde un tiempo con Ángel (para quienes no lo conozcáis, es un compañero de mi clase, que estuvo con la misma beca que yo estos últimos meses en Sapporo, Hokkaido). Aquí os dejo el link a su blog, donde ha ido comentando un poco sus experiencias en la cuidad, muy interesante (*´-ω-`)ウンウン♪ :
El caso es que, aprovechando que yo no tenía nada que hacer en España desde Febrero y que él terminaba las clases en Sapporo a principios de Marzo, quedamos en que haríamos un viaje hacia el sur de Japón a finales de este mes. Con algunos cambios espontáneos de última hora, más o menos vimos todo lo que nos habíamos propuesto, así que espero contarlo de manera algo amena ^^U.

Ángel llegó a Nagoya el día 21 por la noche, día en el que también llegaba Michael, el novio de mi amiga Kotone, por lo que me vino de perlas, porque no quería molestarles cuando llevaban tanto tiempo sin verse. Así que, mientras llegaba Ángel, me fui a cenar algo con Kotone y Michael a un restaurante en las torres de la estación central. Era la segunda vez que iba con Kotone a ése mismo restaurante y, la verdad, estaba riquísimo.

En las imágenes de la derecha podéis ver a Kotone y luego lo que yo comí en esa ocasión, un plato de sushi variado. La calidad de las fotos no será muy buena, porque la mayor parte de ellas las he hecho con el móvil…
Siguiendo con el tema, para cuando llegara Ángel se supone que yo debería haber ido a mi hotel, hecho el check-in y haber vuelto a esperarle en la estación pero, aunque estuve un buen rato buscándolo, no lo encontré, y tampoco tenía el número del hotel para poder llamarles, así que volví a la estación y me fui con Ángel a su hotel, a ver si había suerte y me acogían de alguna manera >.<
A pesar de que estaba cerquísima a la estación, nos costó un montón encontrarlo, preguntamos a señor en la calle y todo. ¡Lo peor de todo es que ni siquiera el señor se aclaraba! Fue realmente atento: él mismo llamó al hotel desde su móvil y nos acompañó a donde él creía que estaba el hotel, pero como no lo encontrábamos, preguntó a unos que estaban en la entrada de…. ¡un hostclub! (
。・o
・。) ¡Jajaja! (Para quien no sepa qué es un hostclub, los siguientes enlaces:
Wikipedia en inglés ,
Breve resumen en castellano os pueden dar ciertas nociones de qué va el tema xD.) Lo peor de todo, es que el pobre señor tenía prisa, así que nos dejó con el del hostclub y fue éste quien nos llevó al hotel.
Cuando por fin entramos, no había más habitaciones, ni individuales ni dobles, así que nos tocó dormir a los dos en una individual. Fue bastante gracioso y, teniendo en cuenta que era la vez que más apretados íbamos a dormir durante el viaje, tampoco fue tanto problema.

Antes de ir a dormir, nos bajamos a la tienda de takoyaki que había debajo del hotel. Llevaba ya un par de días intentando comprar takoyaki en la tienda de al lado de casa de Kotone, pero es que el local es taaan pequeño, y mi japonés es taaan pobre, que todavía no me había atrevido =P. Pero bueno, con Ángel ahí, era otro cantar (y también, el local era bastante más grande…), así que nos pedimos una ración de takoyaki y nos empezamos a actualizar después de tanto tiempo.
Al día siguiente nos marchamos a primera hora del hotel, pasamos por un konbini y nos fuimos directos a Toyota, un pueblo que se fundó a partir de la construcción de la fábrica de coches de donde ha sacado el nombre. Una vez allí, nos costó un poco llegar desde la estación hasta la fábrica, pero nada que no solucionen 1800 yen de taxi xD.

Una vez en la fábrica, nos enseñaron una pequeña muestra de las investigaciones más punteras que están haciendo: un robot que toca una trompeta, y una especie de nuevo modelo de coche, individual (foto de la derecha). Luego, nos hicieron un recorrido por varias partes de la fábrica, explicándonos todo el proceso y la filosofía de la empresa (producir sólo lo que se haya pedido y encontrar los errores lo más pronto posible), que es para eso para lo que fuimos.
Fue muy interesante, y la verdad, me gustó más de lo que esperaba. Ver a los robots ensamblar las piezas que daban miedo con sus movimientos tan humanos, y luego a todos los trabajadores terminar el montaje… Era como dos de las cosas que te esperas en Japón: tecnología y meticulosidad.
De ahí nos fuimos de vuelta a Nagoya, y nos cogimos los billetes que usaríamos para trasladarnos esos días, y salimos directamente a Kobe, al lado de Osaka. Llegamos algo tarde pero fue bastante fácil encontrar el hotel. Esta vez la cosa se complicó y no fue nuestra culpa 。(≧∇≦)ノ゚. Debía de haber algún problema en nuestra habitación y tuvimos que irnos a otro hotel a pasar la noche y tampoco nos salió tan mal: nos llevaron a otro bastante cercano, y nos dieron un par de vales de desayuno para el hotel donde se supone que tendríamos que haber dormido, cosa que no habíamos contratado.

Después de instalarnos, nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores y a probar uno de los platos típicos locales: el akashiyaki (foto). Fuimos a un local bastante pequeño y escondido, pero era fantástico. Pedimos un par de raciones y unos viejillos que estaban por ahí nos empezaron a hablar. Estaban muy pasados, pero uno había vivido en Sudamérica y hablaba algo de castellano y otro viajaba bastante a Marruecos y chapurreaba algo de francés. La conversación no duró mucho porque se estaban marchando, pero fueron muy graciosos y nos amenizaron la espera.

Una vez cenados, nos fuimos al puerto a dar una vuelta, ver la torre de Kobe y el parque en conmemoración al terremoto (que al final no vimos gran cosa de esto), y de camino pasamos por el barrio chino. Allí compramos un postre en un restaurante que tenía un puestito fuera y que el señor era bastante simpático. Como podéis comprobar en la foto, ¡mi postre era una monada! ¡Jaja!

Al día siguiente, 23 de marzo, nos despertamos con toda la ciudad calada y sin expectativas de dejar de llover, así que compramos un par de paraguas en el konbini cercano al hotel (¡Siii! ¡Mi primer paraguas transparente!) y luego nos atiborramos en el desayuno gratis que nos habían dado. De tanto comer tuvimos que salir corriendo a coger el bus, que casi perdemos. Nuestra siguiente parada, Naruto, es un pueblo bastante conocido por el remolino que se forma al subir y bajar la marea, y es eso lo que fuimos a ver.
No tuvimos demasiados problemas para llegar, y en la entrada un señor ya se ocupó de resolver cualquier duda que tuviéramos y de venderle a Ángel un impermeable porque con el viento que hacía se le había roto el paraguas. Estuvimos encima de la zona de remolino casi en hora punta, pero hacía un frio que pelaba y decidimos que nos daba tiempo de ir al mirador de la isla y verlo todo desde allí. No fue del todo un acierto, porque estaba completamente nublado y no se veía apenas nada, pero tampoco fue un error, porque tampoco fue a mucho más. Nos metimos en un local de al lado del mirador a comer y ver desde allí lo que la niebla nos dejara.

Una vez en la estación descartamos la posibilidad de pasar por otro pueblo y nos marchamos directamente a Takamatsu, haciendo una parada por el camino para visitar Shikoku-mura, un pueblo que es una réplica de lo que debía de ser un pueblo tradicional japonés. Allí hicimos una pequeña parada y nos comimos un bueno bocadillo de jamón serrano del que había traído de extranjis en mi maleta.

De allí salimos directos a Takamatsu, donde me llevé el primer disgusto del viaje: ¡me robaron mi paraguas! Si, señores y señoras, en Japón roban los paraguas si los dejas en el paragüero del hotel. Así que con toda la indignación del mundo, cogimos un par de paraguas del hotel y visto que no había absolutamente nada por la noche, aprovechamos y nos fuimos a un karaoke, después de pasar por un local que habíamos visto recomendado y comer un soba al curri, ¡delicioso!

Por la mañana nos fuimos a un parque de la ciudad que nos pillaba un poco alejado, pero habíamos leído que allí se podía disfrutar de una ceremonia de té en un casa tradicional, así que cogimos los bártulos, un paraguas que era igual que el mio abandonado en la entrada de un konbini cercano, y no dirigimos hacia allí. “Recuperar” mi paraguas fue un acierto, porque cuando llegamos al parque empezó a llover, y nos hizo falta, lo cual no sé si ayudó a disminuir o no el sentimiento de culpa... ¡Jaja! Paseamos un poco por todo el parque, hicimos fotos, comimos dango (foto), y ya por fin llegamos a la casa donde se hacia la ceremonia de té. En ese mismo momento estaban dando un concierto un grupo de música más bien celta, así que con la entrada a lo del té, nos llevamos de regalo un mini concierto que estuvo muy bien, con la colaboración de un ancianito que se puso a leer haikus que no entendimos ni un poquito y que parecían compuestos por él.
Aquí os dejo el link a la última canción que tocaron:
You raise me up, la calidad del video no es la mejor, pero el sonido es bastante decente, así que con eso os podéis hacer una idea.

Lo que habíamos leído como ceremonia de té, realmente no era nada más que sentarte sobre unas alfombras eléctricas, para contrarrestar el frio que hacia, en una estancia bastante grande con un de las paredes abiertas hacia el parque y tomar el té con el dulce que te daban de la manera más ceremoniosa que pudieras o supieras. El dulce estaba muy bueno y el té, gracias a dios, menos amargo de lo que me esperaba, así que yo creo que en general mereció mucho la pena ir ^^ .
De momento lo dejo aquí, que se me están haciendo las tantas y quiero dormir que mañana tengo reunión con los del laboratorio para hablar sobre un concurso (si, si os lo preguntáis, mañana para mí también es sábado, aquí se pasan la vida en la uni…). ¡A ver si en la siguiente entrada termino ya con el viaje y os puedo contar algo más de Nagoya! Os adelanto una cosa: ¡ya he celebrado mi primer Hanami! Poco después de llegar a Nagoya, quedé con Mayu, mi alumna mentora, y traté de entra en la resi el dia 1 de abril pero, aparte de ser domingo, debía de ser día festivo, así que estaba cerrada. Hubiera sido un desperdicio de día si no llega a ser porque aquí, como ya os he dicho, la gente se pasa la vida en la uni, así que pasamos por el laboratorio y Mayu me presentó a unos cuantos que estaban allí. Evidentemente, me tocó decir algo en japonés y la única frase que dije no estaba bien, pero me aplaudieron de todos modos y me dijeron que fuera al día siguiente a celebrar el Hanami con ellos. Mejor imposible, ¡jeje!
Bueno, a ver si mañana llego a una hora decente de la uni y puedo seguir escribiendo, お休みなさい!(^▽^*)
楽しかった!!!
ResponderEliminar└(>ω<。)┐ とても!
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